Ayer, día 21 de enero de 2010 fue el aniversario del fallecimiento de Lenin, primer presidente del soviet de comisarios del pueblo. A tenor de este dato, he decidido añadir una entrada para resaltar algo obvio, y es que la mayoría no sabemos nada sobre el idioma ruso. De este modo, la mayor parte de la gente asume que Lenin era el nombre o apellido del líder soviético, así como Stalin también era el nombre del secretario general del comité central del partido comunista de la unión soviética.
¿Y por qué piensa esto la gente? Pues en parte por falta de curiosidad histórica y en parte porque, como ya he comentado, la mayoría no sabemos nada de ruso. En realidad, ambos son sobrenombres o apodos que se les otorgaron por diversos motivos. Así, Lenin significa «el que pertenece al [río] Lena». Curioso nombre para alguien que nació en la región del Volga, a varios miles de kilómetros del Lena, ¿verdad? Del mismo modo, Stalin significa «hombre de acero» o «hecho de acero», uno de los tantos alias que utilizó este sangriento dictador comunista.
Los nombres reales de estos personajes son Vladímir Ilich Uliánov y Iósif Visariónovich Dzhugashvili. Mucho menos comerciales, oiga.
¿Y San Petersburgo? Bien, San Petersburgo fue fundada por el zar Pedro el Grande en 1703 (las historias de su construcción se podrían comentar en otra entrada). Actualmente es la segunda ciudad más importante de Rusia, y la que más veces ha cambiado de nombre en la historia. Tras el nombre original, de origen germano, pasó a llamarse Petrogrado a raíz del conflicto germano soviético de 1914. Posteriormente, en 1921 obtuvo el nombre de Leningrado en honor al presidente del soviet. Este nombre perduró hasta 1991, momento en el que se convocó un plebiscito para determinar el nombre definitivo de la ciudad. Los habitantes de la urbe votaron entre varios nombres, y finalmente salió elegido San Petersburgo, demostrando que, al final, las aguas vuelven siempre a su cauce.
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