Frodo, Don’t Wear The Ring

En cada episodio de Flight of the Conchords se puede encontrar una auténtica joya del nerdismo. Pero, sin lugar a dudas, esta canción es la que se lleva la palma.

Y no sólo por como Gimli rockea duro con su hacha, aunque en el pequeño fragmento entre 0:25 y 0:40 hacen un temazo por el que muchos grupos matarían… ¡ojalá hicieran una versión más larga! Quizá una obertura en siete partes, con laúdes, oboes y un viejo recitando pasajes del libro. Ah, no, eso es lo que siempre critico del heavy rolero, y precisamente una de las cosas que me gustan de Flight of the Conchords: cada canción está formada por pequeños pedacitos de mil géneros distintos, aprovechando los topicazos de cada uno de ellos.

Pero lo mejor de todo este asunto no es hacer una de las mejores canciones sobre El señor de los anillos que haya escuchado, si no el rocambolesco fandom alrededor del personaje que Bret interpreta en las películas, Figwit (wiki). Apenas aparece unos segundos en la escena del Concilio de Elrond, pero causó tal sensación que Peter Jackson lo incluyó en El retorno del rey, e incluso tendrá una aparición en la próxima adaptación de El hobbit.

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Hey, Gandalf, nice dress!!

Otra entrega en la serie de heavy rolero bien entendido ¡basta ya de Rhapsody! Si te cansan las canciones llenas de arreglos hasta el absurdo, los gorgoritos y te da vergüenza ajena ver los pósters de tus grupos favoritos quizá disfrutes con Red Fang. Están en el punto intermedio entre el cazurrismo y el nerdismo más irredento. Y es que se pueden beber latas y latas y latas de cerveza y seguir disfrutando de un buen LARP… O incluso currarte un buen cosplay con una armadura hecha con latas de Tecate o Guiness. Muchos grupos deberían tomar buena nota y no dejarse cegar por la última novela de Dragonlance: no se necesitan canciones de siete partes de quince minutos, ni meter violines (¡y mucho menos laúdes, o clavicordios!). Se puede hacer una canción con espíritu rolero (y mucha más caña) en menos de tres minutos.

Como dicen en los comentarios del vídeo:

Chain mail nerd: Hal..
Viking nerd: Call me Gorg.
Chain mail nerd: Ok, Gorg, look, it’s not about the hit points right now, I’m just trying to work on my swordsmanship.
Viking nerd: Totally OOC (out of character) dude.
Chain mail nerd: Sorry, look, this chain mail doesn’t cover all of me, I have emotions still.
Red Fang: Hey! Gandalf! Nice dress!
All the nerds: Three finger salute (ctrl+alt+del)!!!


Siempre es buena ocasión para enlazar las fuentes originales: Heavy rolero, hetero y soltero y Heavy, Rolero, Soltero y Hetero 2: tirada de iniciativa.

Moorcock, visionario

Una de las principales características de la ciencia ficción es su carácter especulativo y la posibilidad de anticipar no sólo futuros cambios tecnológicos sino investigar que cambios sociales podría traernos el futuro. Por eso, lo menos importante es si un escritor supo predecir algo como Internet o si un libro resulta poco creíble por sus coches voladores o pistolas de rayos sino como estos inventos cambiarían nuestra vida diaria o, incluso, nuestra forma de pensar.

En este sentido, merece la pena repasar el comienzo de The Dancers at the End of Time, de Michael Moorcock:

[…] Having inherited millennia of scientific and technological knowledge it used this knowledge to indulge its richest fantasies to play immense imaginative games, to relax and create beautiful monstrosities. After all, there was little else left to do. An earlier age might have been horrified at what it would have judged a waste of resources, an appalling extravagance in the uses to which materials and energies were put. An earlier age would have seen the inhabitants of this world as “decadent” or “amoral,” to say the least. But even if these inhabitants were not conscious of the fact that they lived at the end of time some unconscious knowledge informed their attitudes and made them lose interest in ideals, creeds, philosophies and the conflicts to which such things give rise. They found pleasure in paradox, aesthetics and baroque wit; if they had a philosophy, then it was a philosophy of taste, of sensuality. Most of the old emotions had atrophied, meant little to them. They had rivalry without jealousy, affection without lust, malice without rage, kindness without pity. Their schemes — often grandiose and perverse — were pursued without obsession and left uncompleted without regret[…]

Quizá no estemos viviendo el fin de los tiempos, aunque constantemente nos bombardeen con mensajes económicos apocalípticos, pero Moorcock acierta plenamente con la apatía con la que sufrimos esta crisis y, también, anticipa uno de los grandes cambios de los últimos años: Internet como algo común en nuestra vida diaria. Pocos de nuestros antepasados podrían imaginar como reaccionaría la sociedad en cuanto el acceso a la mayor colección de conocimiento jamás conocida por la humanidad fuera cuestión de unos clicks. Internet no ha vuelto a la gente más sabia y muy poca gente se interesa por leer, investigar o aprender. Podemos conseguir cualquier cosa de forma inmediata, y el efecto ha sido crear una nueva cultura basada en la metareferencialidad, en macros de imágenes, en chistes, ecos del mundo real que se transmiten mucho más rápido que las noticias. La ironía y el cinismo han sustituído al afán de conocer y al juicio crítico. El sueño de los enciclopedistas genera lolcats.

Postdata: me gustaría señalar como esta entrada enlaza con otra que, a primera vista, no tiene mucho que ver; «Vigilantismo: Taken«. Pero, en el fondo, las dos parten de un origen común, los ecos de la ficción de los años setenta en la ficción actual y es que, al igual que en los años 70, estamos viviendo tiempos «apocalípticos». El cine de vigilantes no es más que un eco de la situación política en ambas épocas. En los 70, tras una época contestataria, el sueño hippie se hundió, dando paso a una generación de descontentos con la política y a la revolución conservadora de Reagan. ¿Acaso no estamos viviendo lo mismo? No hay más que repasar la vida del movimiento 15M y el resultado de las últimas elecciones. Moorcock quiere reflejar el desencanto, la apatía que produce un sistema podrido pero que no podemos cambiar. El cine de vigilantes es un bofetón en la cara: despierta y sal a la calle a arreglar los problemas, aunque sea a hostia limpia.


Aprovecho para recomendar el tumblr donde encontré esta cita: Famous First Words.

Quinto número de Sci-Fdi

Sci-Fdi 5
Sci-Fdi 5

Tras un largo hiato, vuelve la actividad por este blog y ¿qué mejor manera que hacerlo con este anuncio? Y es que la revista Sci-Fdi ya ha llegado a su quinto número, tras dos años de andadura en la red.

Como siempre, variedad y riqueza de contenidos: nueve relatos y un interesante artículo sobre «El planeta de los simios» que repasa la concepción de la novela de Pierre Boule y su (mucho más conocida) adaptación al cine de 1968.

Para abrir boca, una vez más, un adelanto del editorial de este número. Reivindicamos la ciencia ficción, claro, pero ¿acaso tendríamos que hacerlo? Tras haber dejado atrás las teorías academicistas del siglo XIX y el posmodernismo del XX las barreras entre géneros y el ghetto de la baja cultura debería estar más que superado.

La ciencia ficción como excusa para la crítica social. Grandes escritores, usualmente alejados de la ciencia ficción, han recurrido sin temor a este género para exponer sus ideas sobre un planeta extraño e inhóspito: nuestro mundo.  La afamada escritora de ciencia ficción y premio Nobel de literatura del 2007, Doris Lessing, afirma que entre las obras de nuestro género se esconden algunas de las mejores obras de ficción social de nuestro tiempo. Este es el caso de la novela El Planeta de los Simios, cuya versión cinematográfica constituye un clásico del cine,  a la vez que un referente iconográfico de nuestra cultura. Presentamos en este número un ensayo que nos cuenta las peripecias que sufrió la película antes y durante su realización, a la vez que repasa sus analogías con la sociedad por la que transitamos.

La ciencia ficción, como excusa,  por qué no, para divertirnos. Además del ensayo citado, en este quinto número de nuestra revista os proponemos un viaje en una nave que a ratos recuerda «El Resplandor» de Kubrick (La nave de la discordia),   una visita a la blogosfera, donde os  tropezaréis con esas personalidades réplica que todos llevamos dentro y que a veces toman el control de nuestra mente (Costumbres Olvidadas),  combates espaciales con aroma a pólvora de aventura de piratas (El Bautismo de Pater Operator), o la caverna de Platón en forma de pliegues espacio-temporales (El Viaje). Todo esto completado con cinco nuevos microrrelatos en cuya temática la informática juega un papel central.

Sci-Fdi 4
Sci-Fdi 4

Por desgracia, no anuncié aquí la salida del cuarto número de Sci-Fdi, pero aprovecho ahora para recomendar su lectura. Es un número cargadísimo de contenido: seis relatos enviados por nuestros colaboradores y, además, la colección de ganadores y finalistas de nuestro concurso de microrelatos Byte: pequeñas historias de ciencia ficción en 255 palabras (¡o menos!). El concurso fue un éxito y los humildes editores de Sci-Fdi nos vimos desbordados por un montón de concursantes. Tras muchas rondas de votaciones, discusiones subidas de tono y alguna que otra visita a la sala de urgencias del hospital conseguimos decidir un ganador: David Sigüenza, con su relato «Soltando lastre«, además de un segundo y tercer puesto reñidos y otros trece finalistas, y es que cada uno de nosotros tenía sus propios favoritos. No diré los míos, para que así tengáis que leerlos todos. 😉