Ideas para disfraces

Como viene siendo habitual durante los últimos años, la Iglesia ha hecho unas declaraciones un tanto particulares sobre Halloween, la versión «pagana» de la tradicional fiesta de Todos los Santos. Viendo que no podían con su enemigo han optado por unirse a él, y han propuesto que los niños se disfracen de santos.

Cualquiera que conozca un poco la iconografía cristiana sabe que el santoral es una inspiración más que apropiada para una noche tan terrorífica. Tenemos de todo, desde aparecidos, fantasmas hasta muertos que vuelven de más allá de la tumba y un montón de historias sangrientas. Desde aquí queremos proponer unos pocos disfraces, para destacar entre los previsibles disfraces de zombi y crepusculoca. Eso sí, puede que no sean exactamente los más apropiados para niños.

San Sebastián
San Sebastián

En primer lugar, San Sebastián, soldado romano y mártir. A la izquierda podemos ver al peculiar Yukio Mishima con un disfraz muy logrado de la representación clásica del santo asaetado. Espero que tengáis en cuenta que, muy probablemente, en esa noche hará un frío de mil demonios, con lo que este disfraz es sólo apto para interiores.

Santa Ágata

Santa Ágata

Otra posibilidad, más asequible y más apropiada para los fríos días de invierno es un disfraz de Santa Ágata, a la que martirizaron cortando sus pechos y se la suele representar llevándolos en un plato. Una opción similar, quizá menos polémica, es Santa Lucía, representada con un plato en el que lleva sus ojos.  O Santa Engracia, representada con un gran clavo medio metido en su frente.

San Piatone
San Piatone

Un santo que haría las delicias de Tom Savini es San Piatone, representado llevando en las manos parte de su cráneo, como podemos ver en la estampa de la izquierda. Este disfraz deja a la altura del betún cualquier disfraz de zombi medio descompuesto, aunque, claro, ellos lo tendrán más fácil para devorar tu cerebro. También podemos ir más allá y disfrazarnos de San Lamberto, representado decapitado y paseando con su cabeza en las manos (¡más de mil años antes de Sleepy Hollow!). O incluso San Bartolomé, mártir tras ser despellejado vivo y al que se representa con su piel en las manos (se le puede ver en la Capilla Sixtina).

Por último, y desaconsejado por su complejidad y riesgo, tenemos a San Lorenzo, asado vivo sobre una parrilla. También dejamos fuera a aquellos mártires que necesitan demasiada parafernalia para el disfraz, y es que si no tienes un león, tigres u osos te resultará muy difícil imitar a los primeros mártires cristianos que fueron pasto de las fieras en el Coliseo.

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Avenida Potemkin, 123

Rusia es una fuente inagotable de curiosidades e historias un tanto bizarras. Adrián ya nos contó hace tiempo el baile de nombres de San Petersburgo, y la historia de hoy también trata sobre ciudades… ¡o no!

Cuando oímos Potemkin nos viene a la mente la legendaria película de Eisenstein, en la que este plasmó por primera vez sus revolucionarias teorías sobre cómo utilizar el montaje para despertar emociones en los espectadores. Estas ideas fueron tan influeyentes que una de las escenas de la película (Las escaleras de Odessa) ha sido homenajeada en un montón de películas.

El título de esta película viene del nombre de un barco, el Acorazado Potemkin, que es a su vez un homenaje a Grigory Aleksandrovich Potemkin, un militar ruso, entre cuyas hazañas se encuentran haber sido amante de la emperatriza Catalina II de Rusia y conquistar la península de Crimea (actual Ucrania) para su imperio, por ese orden de relevancia.

Pues bien, tras la conquista de Crimea, la emperatriz decidió visitar sus nuevos dominios. Así que Potemkin, para hacer más valiosa su conquista a los ojos de su reina, hizo construir falsos pueblos, como las fachadas que forman los decorados de las películas del oeste, del tal forma que la reina, viéndolos desde lejos, pensase que era una región próspera. De hecho, no debería hablar de pueblos, en plural, ya que se dice que era un único decorado, que se iba cambiando de sitio conforme avanzaba la comitiva real. Así, este tipo de pueblos falsos creados con fines propagandísticos pasaron a ser conocidos como pueblos Potemkin.

Si bien se pone en duda la veracidad de esta historia, el uso de la expresión se ha mantenido hasta hoy y, por supuesto, también siguen existiendo hoy en día algunos de estos pueblos Potemkin, como la falsa ciudad de Gijeong-dong, en la siempre delirante Corea del Norte.

Etimología de batalla

La etimología, es decir, la ciencia que estudia el origen de las palabras, puede ser algo más interesante de lo que parece en principio. Y es que detrás de muchas palabras que utilizamos en nuestro día a día hay historias la mar de interesantes.

Normalmente, nadie se para a pensar en el origen de las palabras o expresiones que usa, pero en nuestro idioma, gracias a la herencia del latín y la cultura griega tenemos una riqueza increíble de anécdotas etimológicas. Detrás de muchas palabras podemos encontrar a alguna persona que hace cientos, o incluso miles, de años hizo algo que fue tan impactante que cambió la forma de hablar de toda una sociedad hasta hoy. En el caso de hoy, traigo un par de expresiones que nos recuerdan a unos generales poco dotados para la estrategia, y una palabra que nos recuerda a un general poco dotado para la oratoria

  • Victoria pírrica: se suele emplear para describir una victoria en la que el ganador ha sufrido más daños que el vencido, o en un sentido más general, conseguir algo con mucho más esfuerzo del que merece la pena. El origen de esta expresión está en Pirro, rey de Epiro (un territorio en el noroeste de Grecia). Guerreando contra los romanos, en la batalla de Heraclea tuvo tantas bajas entre sus tropas que se dice que comentó «Otra victoria como esta, y tendré que regresar a Epiro solo». En otra batalla, en Asculum, Pirro volvió a repetir la jugada, ganando, pero perdiendo tantas tropas que su nombre pasó a la historia. Por si esto fuera poco, el pobre Pirro murió combatiendo en la ciudad de Argos, cuanda una vieja le tiró una teja a la cabeza, que le dejó inconsciente y un soldado enemigo aprovechó la ocasión para descabezarle.
  • Craso error: esta expresión viene de Marco Licinio Craso, uno de los gobernantes de Roma durante el primer triunvirato, junto a Julio César y Pompeyo. Este hombre, que se ganó su sobrenombre por su oronda figura (crassus significa gordo en latín) veía con envidia los grandes éxitos militares de sus compañeros, y ansiabla la gloria. Para ello, se embarcó en una campaña contra los partos, en la que su ejército fue masacrado (se manejan cifras de 20.000 muertos y 10.000 prisioneros). Su propio hijo moriría en la batalla, y él sería más tarde capturado por los partos, que, al parecer, lo mataron haciéndole beber oro fundido como castigo por su sed de riquezas (seguro que George R. R. Martin se inspiró en esto para la muerte de Viserys Targaryen y su corona de oro fundido). Así que si lo pensamos, la expresión tiene mucho sentido: un error muy gordo, tanto por el volumen del pobre Craso como por su poca pericia en el campo de batalla.
  • Lacónico: alguien lacónico es alguien que se expresa con la máxima economía de lenguaje, alguien de pocas palabras. Esta palabra viene de Laconia, una región griega de la que ¡¡¡¡¡ESPARTA!!!!! era la capital. Hay unas cuantas anécdotas sobre lo poco habladores que eran estos guerreros: el rey de Macedonia Filipo II (padre de Alejandro Magno) había sometido ya a buena parte de las ciudades griegas, así que mandó un emisario a los espartanos, diciéndoles (más o menos) «si gano esta guerra, sereis esclavos para siempre», a lo que los espartanos contestaron «si ganas».

Cuchillo con sorpresa

Cuchillo balístico

Una de las fuerzas de élite quizá menos conocidas entre la gente son los spetsnaz rusos. Esta fuerza de élite fue creada en 1950 y se ha mantenido hasta la actualidad. Existe muy poca información pública acerca de estos grupos especiales, lo que facilita la creación de mitos y leyendas sobre ellos.

En cualquier caso, el cometido de esta entrada no es hablar sobre los spetsnaz en sí, si no sobre una de las piezas de su equipamiento de combate: el cuchillo balístico. Este cuchillo puede parecer normal a simple vista, a pesar de su forma un tanto rara, aunque quien conozca otros cuchillos como el civilian no se sorprenderá tanto. Sin embargo, la ventaja táctica que ofrece es la posibilidad de disparar (literalmente) su hoja a 63kmh una distancia de 8 metros. Propulsado por un muelle o con gas, este cuchillo es letal tanto si se utiliza de la manera tradicional como si es disparado hacia el blanco. Goza además de un aerodinamismo y una sencillez que hacen que apuntar con él a un blanco dentro del alcance sea una tarea fácil. Por supuesto, una de las ventajas principales es que el oponente no espera que el cuchillo que sostienes en tu mano vaya a salir disparado como un proyectil hacia su cuello.

En este video del programa «Deadliest Warrior» podéis ver una simulación Boina Verde-Spetsnaz y cómo uno de los spetsnaz lo utiliza hacia el final.

Las fábricas rojas tienen patas

Durante la Segunda Guerra Mundial la economía soviética obró un verdadero milagro, sólo comparable al de los EEUU. La economía de guerra alemana respondió excepcionalmente bien, pero no se encontraba en un estado previo tan precario como las anteriores.

Desde 1929, la economía soviética se sustentaba en mano de obra esclava y en la férrea disciplina con que Stalin aplicaba los planes estatales/quinquenales. Asimismo, la industria soviética fue militarizada en 1938 a raiz de la creación de una Comisión Militar-Industrial, y los productos estratégicos se acumulaban desde entonces. No obstante, los planes de militarización soviéticos estaban muy lejos de estar preparados cuando dio comienzo la operación Barbaroja. Recordemos que la Wehrmacht atacó -con intención- en primera instancia regiones del noroeste y Ucrania. Y el plan alemán contemplaba estas zonas no por casualidad, sino porque además de permitir llevar a cabo la famosa Blitzkrieg, Ucrania y el noroeste ruso contenía el 60% de las industrias de armamento soviéticas.

¿Cual fue la medida rusa ante esta situación? Ordenar una evacuación en masa. ¿De civiles, mujeres y niños? No, camarada, una evacuación de factorías enteras, que junto a los trabajadores y los productos fueron cargados en trenes y trasladados al este. Alrededor de 450 convoyes de trenes movilizaron 197 fábricas y más de 350.000 trabajadores únicamente desde la ciudad de Kiev. Como destino se eligieron zonas de la retaguardia rusa, lejos de las líneas alemanas, como los centros metalúrgicos de los Urales (Magnitogorsk) o zonas de Siberia occidental. Esta estrategia recuerda a la conocida retirada a las profundidades del país y el incendio de los recursos abandonados a su paso que tan bien ha funcionado a los rusos en varias ocasiones.

Gran cantidad de maquinaria desmantelada cayó en manos de los nazis, por supuesto, y parte se perdió por el camino, pero suficiente material llegó a destino para considerar un éxito el traslado. Sirva de ejemplo el de una fábrica de tractores trasladada más de 2.400 km en agosto, y que pasó a producir tanques T-34, entregando su primera remesa en diciembre de ese mismo año.

1941 1942 1943 1944 1945
Aviones 15735 25436 34845 40246 20102
Tanques 6590 24446 24089 28963 15419
Artilleria 67800 356900 199500 129500 64600

Como se puede ver, esta operación permitió a la economía bélica soviética cumplir con las espectativas, y eso sin tener en cuenta el armamento que entraba en el país gracias a la Ley de Préstamo y Arriendo. Tan elevada producción permitió, pese a las exorbitadas pérdidas, que el ejército soviético tuviera excedentes de margen (fabricados+importados-pérdidas) de 8290 (aviones), 11993 (tanques) y 98790 (piezas de artillería).

Resumiendo, trasladar cientos de fábricas de una punta a otra del país fue uno de los motivos por los que la economía soviética soportó las exigencias de la guerra; como dice el título, las fábricas soviéticas tienen patas.

Fuente: Europa en Guerra (1939-1945). Norman Davies

Grand Theft Brodie

Edimburgo es una ciudad vieja y llena de historias, algunas más próximas a la leyenda, otras más a la realidad.  Y esto debe transmitirse a sus habitantes, pues de ahí han salido un buen puñado de escritores, como Arthur Conan Doyle, Walter Scott o J. K. Rowling, la «madre» de Harry Potter. Y, por supuesto, el hombre de quien quería hablar hoy, Robert Louis Stevenson, otro edimburgués aficionado a relatar historias.

Robert Louis Stevenson

Robert Louis Stevenson

No sólo gustaba de contar historias de su propia cosecha, si no que también se inspiró en un curioso personaje de Edimburgo para crear a uno (o unos) de sus personajes más conocidos: el Doctor Jekyll y Mister Hyde. El hombre que inspiró esta historia fue William Brodie, un famoso ebanista y reputado ciudadano de día, ladrón por las noches.

Utilizaba su trabajo como ebanista para estudiar cómo colarse en las casas de sus clientes más ricos y cuando le encargaban la reparación de alguna cerradura, aprovechaba para hacer copias de la llave. Gracias a su reputación nadie sospechaba que era él quien estaba tras la oleada de robos que tenía en jaque a la policía de la ciudad.

Pero, ¿qué impulsaba a un hombre en la cúspide de su carrera a cometer tanta fechoría? En parte, la emoción del robo, pero también para mantener una segunda vida oculta. Además de su familia oficial, Brodie mantenía dos amantes con las que había tenido (al menos) cinco hijos.

Sin embargo, no existe el crimen perfecto, y el señor Brodie fue finalmente capturado. Tras una carrera criminal de 18 años, la avaricia le llevó a contratar a varios compinches, uno de los cuales fue capturado y le traicionó. Ironías de la vida, acabó colgado en una horca que él mismo construyó.

Al Capone: muerto de miedo

al capone fumando

El simpático Capone

Volvemos a estar de aniversario. Un día como hoy, 25 de enero, pero de 1947 fallecía Alphonse Gabriel Capone, más conocido como Al Capone. Mucho se podría escribir acerca de la vida de este famoso gánster americano de origen italiano, y muestra de ello es la cantidad de películas que se han dedicado a este carismático personaje. Sin embargo, lo que nos ocupa hoy no es como vivió, si no como terminó, y es que el final de Al Capone se podría decir -si me lo permitís- que fue una muerte de miedo.

Debido a la gran habilidad de Capone con las tapaderas, y a tener sobornada a media policía de Chicago y cuarto y mitad de la judicatura, jamás se le condenó por los múltiples crímenes que se le atribuyen. Sin embargo, en octubre de 1931 y gracias en parte a las nuevas leyes promulgadas unos años antes, fue posible que Eliot Ness y sus intocables detuvieran a Capone acusado de evasión de impuestos, pena por la que fue condenado a once años de prisión.

En un principio, se le confinó en un centro penitenciario común, en Atlanta, en la que se convirtió en el preso más famoso y uno de los más temidos de la cárcel. Sin embargo, Capone aún era capaz de manejar la mayor parte de sus negocios desde allí, con lo que el efecto de su detención se veía dismunido. Debido a estos contratiempos, se decidió trasladar a nuestro famoso gángster a Alcatraz, lugar donde pasó el resto de la pena sin poder contactar con el exterior.

Tras su liberación, años después, Capone se retiró de la vida pública y se recluyó en una de sus mansiones. Apenas le quedaba dinero, y había ido perdiendo facultades mentales debido a una sífilis que nunca se dejó tratar. Y es que Al Capone, quien lo iba a decir, padecía belenofobia, o lo que es lo mismo, pánico a las agujas [y otros objetos punzantes]. Lo curioso del caso no es que tuviera pánico a las inyecciones, si no que este tipo de fobia está comunmente asociada a la hemofobia -miedo a la sangre-, con lo que cuesta imaginarse a nuestro sanguinario mafioso cometiendo atrocidades a sus víctimas. O reaccionando cuando sufrió esa terrible cicatriz en la cara por la que tan bien se le conoce, ¿se desmayaría?

Finalmente, en 1947, fue encontrado muerto en su bañera, muy probablemente de sífilis, una enfermedad que nunca se dejó tratar por genuino pánico.

Lenin, Stalin y San Petersburgo

lenin-rev-octubre

Lenin en la revolución de octubre

Ayer, día 21 de enero de 2010 fue el aniversario del fallecimiento de Lenin, primer presidente del soviet de comisarios del pueblo. A tenor de este dato, he decidido añadir una entrada para resaltar algo obvio, y es que la mayoría no sabemos nada sobre el idioma ruso. De este modo, la mayor parte de la gente asume que Lenin era el nombre o apellido del líder soviético, así como Stalin también era el nombre del secretario general del comité central del partido comunista de la unión soviética.

¿Y por qué piensa esto la gente? Pues en parte por falta de curiosidad histórica y en parte porque, como ya he comentado, la mayoría no sabemos nada de ruso. En realidad, ambos son sobrenombres o apodos que se les otorgaron por diversos motivos. Así, Lenin significa «el que pertenece al [río] Lena». Curioso nombre para alguien que nació en la región del Volga, a varios miles de kilómetros del Lena, ¿verdad? Del mismo modo, Stalin significa «hombre de acero» o «hecho de acero», uno de los tantos alias que utilizó este sangriento dictador comunista.

Los nombres reales de estos personajes son Vladímir Ilich Uliánov y Iósif Visariónovich Dzhugashvili. Mucho menos comerciales, oiga.

¿Y San Petersburgo? Bien, San Petersburgo fue fundada por el zar Pedro el Grande en 1703 (las historias de su construcción se podrían comentar en otra entrada). Actualmente es la segunda ciudad más importante de Rusia, y la que más veces ha cambiado de nombre en la historia. Tras el nombre original, de origen germano, pasó a llamarse Petrogrado a raíz del conflicto germano soviético de 1914. Posteriormente, en 1921 obtuvo el nombre de Leningrado en honor al presidente del soviet. Este nombre perduró hasta 1991, momento en el que se convocó un plebiscito para determinar el nombre definitivo de la ciudad. Los habitantes de la urbe votaron entre varios nombres, y finalmente salió elegido San Petersburgo, demostrando que, al final, las aguas vuelven siempre a su cauce.