El otro día hablaba por aquí de las casas Potemkin, viendo cómo podían ser usadas como un elemento de propaganda. Pero este tipo de viviendas-simulacro se han usado con otros fines a lo largo de la historia. El ejemplo que nos viene a todos a la cabeza son los clásicos pueblos de las películas del oeste, en los que no se construía más que la fachada por que en realidad no hacía falta más.
Otras veces, los motivos son cosméticos, como las falsas fachadas pintadas que ponen sobre los edificios en obras. En estos casos, las casas Potemkin no se utilizan para mostrar algo que no existe, si no para ocultar algo que sí existe. Fijaos en esa bonita calle de Londres. ¿Veis algo raro? No, ¿verdad? Podemos ver plantas en las entradas de las casas e incluso cortinas en las ventanas, como en cualquier otra casa de cualquier otra calle. Pero si miramos desde otro lado… ¿dónde se ha metido el edificio? ¿Qué hacen ahí esas vías?
La casa en cuestión tuvo que ser demolida para construir la vía de metro que vemos en la foto, allá por el año 1868, ya que por aquel entonces, no se construía utilizando tuneladoras, si no que se utilizaba el método más rudimentario de cavar y tapar. Además, como las locomotoras funcionaban a vapor, los túneles tenían que tener ciertos puntos abiertos, para que pudieran liberar vapor y que no quedase atrapado en el interior del túnel.
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