A la gente le han fascinado las conspiraciones y las sociedades secretas desde tiempos inmemoriales. Ante cualquier calamidad, siempre se le echaba la culpa a algún tipo de sociedad secreta, sean los masones, los illuminati o algún otro grupo, real o ficticio. En el fondo, la gente necesita creer en la magia, y por eso es más fácil aceptar extrañas y descabelladas teorías que la fría y aburrida realidad.
Pero desde el asesinato de Kennedy, la pasión por las conspiraciones crece a un ritmo alarmante, y desde la aparición de Internet, cualquier idea, por peregrina que sea, encuentra pronto un grupúsculo de creyentes, o buscadores de la verdad, como suelen preferir llamarse. No hay más que ver el revuelo que causó el documental Zeitgeist, aclamado por muchos como una revelación prácticamente divina, sin atender a la gran cantidad de datos falsos creados a mayor gloria de la épica documental, si es que es apropiado utilizar esta palabra.
Una de las conspiraciones más famosas es la de la llegada del hombre a la Luna. La gente es capaz de imaginar las cosas más absurdas para justificar sus creencias, como la teoría de la bandera ondeante con el viento, y un montón más. En la entrada de la wikipedia se listan muchísimas de las hipótesis de los conspiranoicos mediante el uso de nociones de física adquiridas en primaria y saludables dosis de sentido común. Normalmente, un conspiranoico no se achica cuando la cruel realidad desmonta sus creencias, pero ayer estuve observando algunas fotos, y me gustaría ver qué comentarían al ver el rastro de las pisadas de los astronautas sobre la Luna.

Aterrizaje Apollo 14 (click para ampliar)
En la imagen pueden distinguirse los rastros dejados por los astronautas, como un par de lineas más oscuras sobre el gris polvo lunar. Es una pena no tener fotos de mayor resolución para poder verlo con más detalle… poder ver las huellas de una persona fuera de nuestro planeta.
¿Acaso fueron puestas ahí por algún tipo de misión secreta de la NASA dedicada a poner huellas allá donde hubieran aterrizado los módulos lunares y así acallar a los poseedores de la verdad? Nunca lo sabremos…
Actualización: aprovecho para enlazar tres artículos relacionados con este tema que han salido estos días en otros blogs que suelo leer, con motivo de la publicación del libro La conspiración lunar ¡vaya timo!, de Eugenio Fernández Aguilar autor del blog Ciencia en el S. XXI. La primera reseña, en el siempre interesante Física en la ciencia ficción, y la segunda, en el muy recomendable Historias de la ciencia.
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