Las fábricas rojas tienen patas

Durante la Segunda Guerra Mundial la economía soviética obró un verdadero milagro, sólo comparable al de los EEUU. La economía de guerra alemana respondió excepcionalmente bien, pero no se encontraba en un estado previo tan precario como las anteriores.

Desde 1929, la economía soviética se sustentaba en mano de obra esclava y en la férrea disciplina con que Stalin aplicaba los planes estatales/quinquenales. Asimismo, la industria soviética fue militarizada en 1938 a raiz de la creación de una Comisión Militar-Industrial, y los productos estratégicos se acumulaban desde entonces. No obstante, los planes de militarización soviéticos estaban muy lejos de estar preparados cuando dio comienzo la operación Barbaroja. Recordemos que la Wehrmacht atacó -con intención- en primera instancia regiones del noroeste y Ucrania. Y el plan alemán contemplaba estas zonas no por casualidad, sino porque además de permitir llevar a cabo la famosa Blitzkrieg, Ucrania y el noroeste ruso contenía el 60% de las industrias de armamento soviéticas.

¿Cual fue la medida rusa ante esta situación? Ordenar una evacuación en masa. ¿De civiles, mujeres y niños? No, camarada, una evacuación de factorías enteras, que junto a los trabajadores y los productos fueron cargados en trenes y trasladados al este. Alrededor de 450 convoyes de trenes movilizaron 197 fábricas y más de 350.000 trabajadores únicamente desde la ciudad de Kiev. Como destino se eligieron zonas de la retaguardia rusa, lejos de las líneas alemanas, como los centros metalúrgicos de los Urales (Magnitogorsk) o zonas de Siberia occidental. Esta estrategia recuerda a la conocida retirada a las profundidades del país y el incendio de los recursos abandonados a su paso que tan bien ha funcionado a los rusos en varias ocasiones.

Gran cantidad de maquinaria desmantelada cayó en manos de los nazis, por supuesto, y parte se perdió por el camino, pero suficiente material llegó a destino para considerar un éxito el traslado. Sirva de ejemplo el de una fábrica de tractores trasladada más de 2.400 km en agosto, y que pasó a producir tanques T-34, entregando su primera remesa en diciembre de ese mismo año.

1941 1942 1943 1944 1945
Aviones 15735 25436 34845 40246 20102
Tanques 6590 24446 24089 28963 15419
Artilleria 67800 356900 199500 129500 64600

Como se puede ver, esta operación permitió a la economía bélica soviética cumplir con las espectativas, y eso sin tener en cuenta el armamento que entraba en el país gracias a la Ley de Préstamo y Arriendo. Tan elevada producción permitió, pese a las exorbitadas pérdidas, que el ejército soviético tuviera excedentes de margen (fabricados+importados-pérdidas) de 8290 (aviones), 11993 (tanques) y 98790 (piezas de artillería).

Resumiendo, trasladar cientos de fábricas de una punta a otra del país fue uno de los motivos por los que la economía soviética soportó las exigencias de la guerra; como dice el título, las fábricas soviéticas tienen patas.

Fuente: Europa en Guerra (1939-1945). Norman Davies

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