The Mechanic

Tras sufrir una larga (bueno, quizá no tanto) espera, por fin llega a nuestras pantallas la nueva película de Jason Statham, santo patrón de este blog, y modelo de conducta para toda persona de bien. Tras el estreno de Los mercenarios el verano pasado parece que este fin de semana podremos ver su próxima película, The Mechanic, un remake del thriller homónimo de 1972, titulado en España Friamente, sin motivos personales. La verdad es que me intriga ver cómo la han reinterpretado para adoptarla a tiempos modernos.

The Mechanic
The Mechanic

La película de 1972 está protagonizada por Charles Bronson, que se aleja de su icónico papel de vigilante. Eso sí, sigue siendo un tipo duro, un asesino a sueldo muy particular, lo que la mafia conoce como un mecánico: alguien que hace que sus asesinatos, por muy tópico que suene, parezcan un accidente. El desarrollo de la película se adapta como un guante a la manera de actuar de Bronson, económico en gestos y parco en palabras y se sigue al pie de la letra la máxima de mostrar y no contar, desde el primer momento. Durante los primeros diez o quince minutos de película no escuchamos ni una palabra mientras vemos cómo Bronson planea uno de sus golpe, de forma minuciosa. Durante esta primera escena se nos presenta de manera perfecta el personaje de Bronson, con una auténtica lección de cine.

Tras una de sus misiones Bronson conoce a un joven que quiere seguir sus pasos como mecánico. A partir de este momento la película toma un matiz existencialisa, en la evolución de Bronson. Un hombre frío, totalmente desapegado del mundo para el que este aprendiz es una oportunidad para replantearse no sólo su estilo de vida si no las razones más profundas tras esa forma de vida. Pero este cambio tendrá consecuencias para Bronson, ya que a sus jefes mafiosos no les sienta nada bien que haya fichado a un ayudante sin consultarles. Sin haber visto la versión de Statham no quiero adelantar más el argumento de la película.

De todas formas, esta versión de 1972 resulta muy interesante por sí misma. Ya sea por esa escena inicial, comentada más arriba, por las escenas en las que vemos a Bronson y su aprendiz hacer su trabajo, bien planteadas y rodadas con sobriedad o por la evolución del personaje de Bronson, hasta llegar al ambiguo final. Por no hablar de una elegante banda sonora de Jerry Fielding, colaborador habitual de Sam Peckinpah o Clint Eastwood. Ahora bien, tengo que poner una pega a esta película y es su diseño de producción, centrado en cierto modo de vida lujoso puramente setentero que se ha quedado totalmente obsoleto.

Big Culo Day

Big Culo Day 2011

Big Culo Day 2011

¡Nos apuntamos a la celebración del Big Culo Day! Quizá debería haber buscado un auténtico culo en algún tebeo pero, en lugar de eso, voy a aprovechar para volver a sacar por aquí a uno de los santos patrones de este blog: Frazetta.

Aunque, en su caso, lo difícil es elegir sólo una imagen con un culete que merezca la pena poner ¡hay tantos! Así que van dos.

Big Culo Uno

Big Culo Uno

Big Culo Dos

Big Culo Dos

Y un regalo extra: un mini tutorial para aprender a dibujar como el maestro. Hace especial hincapié en los culos, ¡cómo no!

 

Lo primero es lo primero

Lo primero es lo primero

¡Verne!

El doodle de Verne

El doodle de Verne

Tal día como hoy, pero en 1828, nacía uno de los escritores más emblemáticos: Julio Verne, y, como no podía ser menos, Google dedica su doodle a Veinte mil leguas de viaje submarino.

Sería interesante ver qué otras posibilidades se les ocurrieron a los chicos de Google para este pequeño homenaje. Y es que en los libros de Verne hay miles de cosas por descubrir. Desde las novelas de aventuras más clásicas hasta historias que sembraron la semilla de la ciencia ficción, Verne supo meter en sus libros la pasión por explorar lo desconocido, sea en una isla misteriosa, el corazón de África o en un laboratorio.

Julio Verne

Julio Verne

¿Hace cuánto que no leéis una novela de Julio Verne? Yo tengo que reconocer que hace muchos años, tras atravesar una etapa en la que leía todo lo que caía en mis manos. En mis estanterías hay almacenadas horas y horas de aventuras: Cinco semanas en globo, De la Tierra a la Luna (y Alrededor de la Luna), Veinte mil leguas de viaje submarino, El faro del fin del mundo, Viaje al centro de la Tierra, El volcán de oro, La caza del meteoro, La vuelta al mundo en ochenta días, El castillo de los Cárpatos, Las tribulaciones de un chino en China, Las aventuras de tres rusos y tres ingleses en el África Austral, Miguel Strogoff, Las indias negras, Un capitán de quince años, El experimento del doctor Ox… e incluso, una novela falsamente atribuída a Verne, Un descubrimiento prodigioso.

Azul y naranja

O, en inglés, teal and orange. Quizá esta combinación de colores no te suene de mucho, pero, sin darte cuenta, estás viéndola día sí y día también. Es una auténtica plaga en el cine actual.

Pero no quería hablar de modas absurdas si no de Tealy and Orangey, uno de los juegos que más me ha enganchado últimamente. Uno de esos juegos de navegador de aspecto humilde, mecánicas mínimas y una curva de dificultad que asegura la frustración pasados unos pocos niveles.

Tealy and Orangey
Tealy and Orangey

El objetivo del juego es muy simple: llevar a las dos simpáticas bolas, Tealy y Orangey, hasta la zona de meta. Los controles son muy sencillos: moverse a izquierda o derecha y saltar. ¿El problema? Que las dos bolas se mueven a la vez, con un único control.

Pronto el juego se convierte en un infernal puzzle de lógica combinado con un control del movimiento medido hasta el último píxel, que te hará levantarte más de una vez, completamente frustrado por no conseguir pasar una pantalla… sólo para volver a sentarte al cabo de un rato, por que, amigos, Tealey and Orangey es muy adictivo.

Este juego representa lo mejor de los videojuegos. Un idea sencilla que esconde un montón de posibilidades, un diseño mínimo pero eficaz y un modo de juego fácil de aprender pero complicado de dominar.